viernes, 3 de junio de 2016

EL VACÍO DEL HOMBRE


Tenerlo todo

Desde la infancia se nos ha enseñado en este mundo un falso modo de vivir, la cultura occidental basada esencialmente en lo superficial ha pregonado un mensaje en el que el interior del hombre no importa, sólo lo externo. Las personas que viven influenciadas por esta cultura, crecieron con una idea en sus mentes, una idea inculcada generación tras generación, esa idea les dicta que para poder “vivir bien” es necesario contar con bienes materiales que puedan darnos la estabilidad precisa para hallarse cómodamente en lo cotidiano, que es indispensable tener posesiones que nos aseguren estabilidad económica a futuro, y aún más importante es tener capital que nos permita pertenecer a un “buen circulo social” en donde no importa qué pienses, qué sientas o qué opines, lo primordial es tener dinero, ese es el boleto que te asegura una vida estable y feliz. Lo más significativo es tener, y se vive con miedo a perder, pensando en que sin posesiones materiales no lograremos salir adelante, que sufriremos carencias, se teme a la vida humilde o a lo que se le ha llamado equivocadamente “pobreza”. Se anhela “una vida perfecta” en donde el dinero entra como el personaje principal y el modo de percibir y manejar la realidad es siempre mediante la razón positivista. "Dicen que muchos de nosotros (los cristianos) somos pobres, lo cual no es desgracia, sino gloria. De la manera que nuestra mente se debilita por la riqueza, también se fortalece por la pobreza. Mas, ¿quién es pobre si nada desea?, ¿si no codicia lo que tienen otros?, ¿si es rico para con Dios? Al contrario, el pobre es aquel que desea más, aunque tenga mucho”. Minucio Félix (200 d.C.) 

La inocencia perdida

En esta cultura actual sólo hay una etapa en la vida de los seres humanos donde no existe la preocupación por las cosas materiales, es en la niñez donde la inocencia se apodera de nuestro ser, ahí no hay angustia por tener o poseer, no hay desesperación por no tener capital; el mundo es visualizado de manera distinta, ni siquiera se puede discernir entre lo bueno o lo malo. Pero entonces ¿porqué el ser humano no crece con esa mentalidad? (la de un niño) ¿Por qué razón deja de ser inocente?, la ciencia con su infinidad de estudios y definiciones nos dice que el hombre tiene que madurar y entonces a través de su desarrollo empieza a ver el mundo de manera diferente, porque ahora ya es “responsable”, una persona perteneciente a la sociedad cambiante, la cual debe enfrentar los retos que se le presentan a diario, en la que el más débil es pisoteado; Leyes científicas como las de “Herbert Spencer” quien basado en las ideas de “Charles Darwin” dijo que el hombre debe vivir en constante lucha para sobrevivir en la sociedad, pensando en que el más apto es el que obtiene riquezas, posesiones y genera con esto un bien al mundo, los demás tienes que ser erradicados (Darwinismo social). Estas ideas dieron pie a pensamientos aún más destructivos como los de “Friedrich Wilhelm Nietzsche” con la invención del súper hombre (una persona capaz de generar su propio sistema de valores identificando como bueno todo lo que procede de su genuina voluntad de poder), quien no necesita de nadie para salir adelante, pensando que éste puede llegar a ser Dios. Pero esta cadena de ideas no paró acá, vinieron también ligadas las ideas de “Adolf Hitler”, quien quiso mantener la pureza de la raza aria, que desde el punto de vista Nacionalsocialista es el linaje que conforman los habitantes genuinos de Europa, siendo esta casta semejante con una enorme variedad de rasgos físicos y conductuales que según este personaje histórico la hacen fuerte genéticamente hablando. Para cumplir este cometido con todo y su intolerancia e idealizando que existen razas débiles, Hitler mandó a exterminar a miles y miles de seres humanos. “¿De dónde surgen las guerras y los conflictos entre ustedes? ¿No es precisamente de las pasiones que luchan dentro de ustedes mismos? Desean algo y no lo consiguen. Matan y sienten envidia, y no pueden obtener lo que quieren. Riñen y se hacen la guerra. No tienen, porque no piden. Y cuando piden, no reciben porque piden con malas intenciones, para satisfacer sus propias pasiones.” (Santiago 4:1-3)

Me pregunto dónde quedó la inocencia, por qué el hombre ha llegado a corromperse a tal grado, y sobre todo qué hay de bueno en esa cadena de ideas humanas. 

Las preocupaciones del mundo

El ser humano vive preocupado básicamente por las siguientes cosas:

- Tener dinero: Olvidando que el dinero no lo puede comprar todo, solo cosas materiales, el dinero no compra amor (aunque equivocadamente se piense lo contrario), cariño, sinceridad, salud, amistad, tampoco puedes pagar con dinero por tus preocupaciones (para que dejen de ser). Podrás comprar un montón de cosas pero al final te seguirás sintiendo solo. “Vuestro oro y plata están enmohecidos; y su moho testificará contra vosotros, y devorará del todo vuestras carnes como fuego.” (Santiago 5:3) 

- Verse bien: Hay personas que basan su vida en el vestido, defienden la idea de que el verse bien compra cualquier cosa, al verte bien puedes tener acceso a cualquier parte dicen, sin importar lo que cueste, sin importar lo que tengan que hacer, lo más significativo es verse bien ante la sociedad. Podrás vestirte con la ropa más cara y abrigadora del mundo, mas por dentro seguirás sintiendo un vacío. “Vuestras riquezas están podridas, y vuestras ropas están comidas de polilla.”, (Santiago 5:2) "Si alguien cree que las vestimentas, las joyas y otras cosas que son consideradas preciosas (por los hombres) son estimadas por Dios, es totalmente ignorante de Dios”. Lactancio (304-313 d.C.) 

- Ser reconocido: El costo por ser reconocido ante los demás es perder incluso la dignidad, las personas que basan su vida en lo que ellos llaman ser “artistas” los lleva a la vanidad, a la hipocresía, intolerancia, superioridad, falsedad, y todo por la obsesión de ser famosos. Podrás ser el personaje más famoso de la televisión, pero al final serás olvidado como todos los demás. “porque lo que los hombres tienen por sublime, delante de Dios es abominación”. (Lucas 16:15 c)

- Tener un buen trabajo: Lo más importante en la cultura occidental es el capital, y para tener buen capital es importante tener un buen trabajo, desde niños se nos inculca que tenemos que luchar contra lo que sea para obtener un buen trabajo, un buen puesto que nos asegure la vida, una pensión al jubilarnos y la obtención de beneficios económicos por nuestros meritos, todo lleva un interés monetario, una mala intención de avaricia, y nos hemos acostumbrado a hacer las cosas sí hay dinero de por medio. Podrás tener el mejor trabajo de todos los deseados por la gente, mas el seguro que pagas no incluye tu salvación. “Porque nada hemos traído a este mundo, y sin duda nada podremos sacar. Así que, teniendo sustento y abrigo, estemos contentos con esto.” (1 Timoteo 6:7,8)

- Por sus derechos: Reclamamos nuestros derechos, exigimos que se respete nuestra dignidad, vivimos cuidándonos de que nadie pase por encima de nosotros, pensando en que los demás se van a aprovechar y por eso debemos estar al pendiente de no ser víctimas, nos sentimos enojados cuando alguien viola nuestros derechos. Reflexionemos: ¿A que tengo derecho? ¿Porque tengo ese derecho?, ¿Quién me dio ese derecho?, si tengo derechos sobre algo es porque ese algo es mío, eso me pertenece, entonces será que ¿En este mundo tengo derechos porque el mundo me pertenece?, los derechos fueron creados por el mismo hombre, para asegurar su estabilidad en este mundo y sólo fueron instituidos para un sector de la población, aquellos que tienen dinero. Podrás reclamar tus derechos aunque no siempre te sean respetados, pero no nos engañemos, ningún derecho te provee una vida mejor, recuerda que todo derecho en este mundo endeuda a la gente (vivienda, educación, tener un nombre, trabajo, incluso la vida). "Pero estando persuadidos que de toda esta vida presente hemos de dar cuenta al Dios que nos ha creado a nosotros y que ha creado al mundo, escogemos la vida moderada, piadosa y despreciada”. Atenágoras (175 d.C.). No necesitamos reclamar ningún derecho cuando decidimos obedecer a la Palabra verdadera, pues Dios nuestro creador y Señor dador de vida, sabe las necesidades que cada uno de nosotros tenemos, y si realmente confiamos en Él nada nos faltará: “No temas, porque yo estoy contigo, no desmayes, porque yo soy tu Dios que te esfuerzo; siempre te ayudaré, siempre te sustentaré con la diestra de mi justicia” (Isaías 41:10) “Porque yo Jehová soy tu Dios, quien te sostiene de tu mano derecha, y te dice: No temas, yo te ayudo” (Isaías 41:13)

Sí las personas conocieran las enseñanzas de Dios no necesitarían reclamar ningún derecho. (Léase el Sermón del Monte en Mateo 5,6 y 7)

Sin darnos cuenta

El hombre fue consumido por la cultura occidental, el mundo material, la vida basada en la razón, la forma de vida destructiva en la que prevalece la maldad, “llenando al hombre de un vacio” que no puede satisfacer con nada de lo existente en este mundo descompuesto en sus tradiciones y costumbres. Tristemente el ser humano busca verdad, pero no la encuentra porque a propósito él mismo quiere vivir engañado con una venda en los ojos que no quiere quitarse por comodidad y miedo al despojo. “Entonces Jesús, mirándole, le amó, y le dijo: Una cosa te falta: anda, vende todo lo que tienes, y dalo a los pobres, y tendrás tesoro en el cielo; y ven, sígueme, tomando tu cruz. Pero él, afligido por esta palabra, se fue triste, porque tenía muchas posesiones”. (Marcos 10:21,22) "Cristo no nos ha relatado simplemente la parábola del hombre pobre y el rico. Él nos ha enseñado que nadie debe llevar una vida lujosa. Nadie debe vivir en los placeres de este mundo y banquetes sin fin. Nadie debe ser esclavo de sus deseos y olvidar a Dios”. Ireneo (180 d.C.)

Que Dios bendiga sus palabras y los guíe: Pedro E. Santos García

viernes, 6 de mayo de 2016

LA SEPARACIÓN DEL MUNDO




“Si el mundo os aborrece, sabed que a mí me ha aborrecido antes que a vosotros. Si fuerais del mundo, el mundo amaría lo suyo; pero porque no sois del mundo, antes yo os elegí del mundo, por eso el mundo os aborrece” (Juan15:18-19).

Recordemos que Jesús enseñó que en este mundo sólo estamos de paso, así que de nada sirve poner nuestro corazón en las cosas materiales que en este mundo existen, porque nada de eso entrará en el reino del Señor, llegamos al mundo sin nada y así nos iremos de aquí (1 Timoteo 6:7). Las cosas que están en el mundo pueden servir para satisfacer necesidades básicas del hombre, pero el mismo hombre con el paso de los años se ha corrompido y ha convertido a este mundo en un sistema en el cual si no tienes posesiones, patrimonio, buen sueldo o buena ropa, no vales.

Cuando una persona decide ir en contra de ese sistema opresor, ha renunciado a vivir bajo sus leyes (reglas impuestas para ser esclavos del dinero, del tiempo, de la preocupación, de la diversión vana, de los vicios, de la televisión, del qué dirán); y esto provoca extrañes en aquellos que quieren seguir siendo esclavos, ven raro que hay personas que decidieron no ir con las modas y costumbres del mundo, les causa asombro que ahora los que han decidido dejar el mal camino ya no quieren salir a las fiestas y perderse toda la noche en embriagues porque prefiere ir a casa y estar en familia, no pueden creer que esas personas lean la Biblia o prediquen la Palabra de Dios, comienza el rechazo cuando se da la oportunidad de compartirles un poco de lo que ha aprendido en este nuevo camino y que ha sido de bien para su vida. “A éstos les parece cosa extraña que vosotros no corráis con ellos en el mismo desenfreno de disolución, y os ultrajan;” (1 Pedro 4:4)

Como escribió Tertuliano: “Nuestra lucha está contra las instituciones de nuestros antepasados, contra la autoridad de las tradiciones, contra leyes humanas, contra los razonamientos de los sabios de este mundo, contra la antigüedad, y contra las costumbres que teníamos.” (David W. Bercot “Cuando el cristianismo era nuevo”)

 La separación del mundo podemos ejemplificarla con la vida de Jesús, el Maestro que  vino a este mundo como hombre a enseñarnos que se puede vivir sin necesidad de las cosas materiales, y de hecho en el tiempo en que Él estuvo en el mundo no tuvo posesiones, “Mas el hijo del hombre no tiene donde recostar la cabeza” (Lucas 9:58)

Muchas veces pensamos que no podríamos vivir sin las cosas de este mundo, el mismo sistema nos ha creado esa mentalidad, “si no tienes eres fracasado, eres pobre”, “ten más, y serás mejor, superior a los demás”, pero la verdadera pobreza es la espiritual, porque de qué nos sirve tener bastas posesiones, propiedades o dinero, si por dentro estamos secos, llenos de sed, esa sed que no ha sido saciada aun cuando el agua está a nuestro alcance. “Si (Jesús) suprime de nosotros toda preocupación por el vestir, por la comida y por todo lo innecesario… ¿Cuál creemos que será su opinión acerca del adorno rebuscado, del lujo, del refinamiento de piedras preciosas y del oro trabajado?” Clemente de Alejandría (195 d.C.), ¿Qué pensaría nuestro Señor de las comodidades que este mundo nos ofrece?

Tratamos de justificar nuestra vida en el mundo, lo llamamos “compromisos”  esas son la ataduras más resistentes con que el sistema tiene atrapado al hombre, añadiendo vendas en los ojos para que no podamos ver la verdad. El hombre de este mundo no es libre, vive para trabajar, vive para sí mismo y no para los demás, no tiene tiempo para sentarse a contemplar las cosas que Dios ha creado, piensa en el futuro, se afana en sus posesiones, ansía la hora de abrir la oficina para seguir haciendo dinero, codicia los bienes de los demás y se vuelve egoísta a la hora de compartir.

Uno de los primeros cristianos escribió lo siguiente con respecto a la adquisición de posesiones en este mundo: "Saben que ustedes los siervos de Dios están viviendo en un país extranjero (el mundo); porque su ciudad (el cielo) está muy lejos de esta ciudad. Así pues, si conocen su ciudad, en la cual vivirán, ¿por qué adquieren campos aquí, y hacen costosos preparativos, y acumulan edificios y habitaciones innecesarios? Por tanto, el que prepara estas cosas para esta ciudad no tiene intención de regresar a su propia ciudad. ¡Oh hombre necio, de ánimo indeciso y desgraciado!, ¿no ves que todas estas cosas son extrañas, y están bajo el poder de otro? Porque el señor de esta ciudad dirá: “No quiero que éste resida en mi ciudad; vete de esta ciudad, porque no te conformas a mis leyes.” Tú, pues, que tienes campos y moradas y muchas otras posesiones, cuando seas echado por él, ¿qué harás con tu campo y tu casa y todas las otras cosas que has preparado para ti? Porque el señor de este país te dice con justicia: “O bien te conformas a mis leyes, o abandonas mi país.” ¿Qué harás, pues, tú que estás bajo la ley de tu propia ciudad? ¿Por amor a tus campos y al resto de tus posesiones rechazarás tu ley y andarás conforme a la de esta ciudad? Vigila que no te sea inconveniente el despreciar tu ley; porque si quieres regresar de nuevo a tu propia ciudad, con toda seguridad no serás recibido [porque has despreciado la ley de tu ciudad], y se te excluirá de ella. Vigila, pues; como residente en una tierra extraña no prepares más para ti, como no sea lo estrictamente necesario y suficiente, y estés preparado para que, cuando el señor de esta ciudad desee echarte por tu oposición a su ley, puedas partir de esta ciudad e ir a tu propia ciudad, y usar tu propia ley gozosamente, libre de toda ofensa”. Hermas (150 d.C.)

Quien decida ir contra corriente se topará con un montón de obstáculos, estorbos que llamarán a claudicar, dificultades, impedimentos, trabas e inconvenientes que pondrán a prueba si realmente queremos ir en contra del sistema de este mundo. Al rico lo llamarán las comodidades, al alcohólico lo llamarán las fiestas y los “amigos”, al adúltero los deseos de la carne, al mentiroso y deudor la justificación o el pretexto, pero nada de este mundo ha de ser imposible vencer, el Hijo del Hombre “Jesús nuestro Señor” demostró que se puede tener victoria ante toda tentación mundana.“En el mundo tendréis aflicción pero confiad, yo he vencido al mundo”. (Juan 16:33)

“Vivimos en este mundo, pero podemos decidir ser o no parte de él”
Jesús dijo: “No son del mundo (sus discípulos), como tampoco yo soy del mundo” (Juan 17:16)


Que Dios bendiga Sus Palabras. Por amor a sus almas: Pedro E. Santos García

lunes, 14 de marzo de 2016

¿Productor o parásito?


Un mesaje que nos reta a pensar bien cuál es nuestra función dentro de una hermandad que quiere seguir los pasos de Jesús.

La iglesia está compuesta de un organismo vivo de personas que buscan un porpósito en común y como hermandad viven en un mismo sentir. Sin embargo, es posible que en esa hermandad hay quienes no estén cumpliendo con su parte y otros que si. Cada uno sabe cuál es su parte y sabe lo que debe hacer; los que no cumplen con su parte y se aprovechan de los demás hermanos pensando egoístamente son parásitos, los que si cumplen con su parte y aún ayudan a otros a cumplir con su parte son productores para el Reino. Los parásitos son una bendición para los productores porque éstos les ayudan a ejercitarse en la piedad, amor y misericordia, pero para Dios son una maldición, ¿Qué somos?

El mundo reformado...

El mundo reformado es un mensaje que habla directamente a las iglesias evangélicas modernas, que están viviendo un falso cristianismo practicado a través de un evangelio diluido en el que la cruz dejó de existir. Desde el tiempo de la reforma, sus pricipales representantes quisieron mejorar una religión cambiando principios internos que estaban mal de la misma, pero conservando aun el mismo tipo de sistema y espíritu de satanás... Es en la actualidad donde se ven reflejadas las doctrinas que se originaron de ese tipo de pensamiento (el reformado) en donde se pretende ser salvo siempre salvo, creer sin obedecer, dejarle todo a Dios, y vivir en rendición al pecado pensado ilusamente que Dios se agrada de esa forma de vida, estando el ser humano en derrota ante el mal...